sábado, 8 de marzo de 2008

El siglo XVIII y las reformas Borbónicas en Nueva España y Nueva Galicia (Parte I)

Introducción:
El estudio del siglo XVIII es importante porque fue en este periodo que, con sus carencias y dificultades se sentaron las bases de la estructura económica y política de México.
En este breve estudio orientado a mostrar el panorama general de la economía colonial durante el siglo XVIII, se esbozará el sistema económico previo a las reformas borbónicas, las que se enlazarán con los cambios posteriores en el desarrollo de las relaciones comerciales entre la Nueva Galicia y la Nueva España y con el interés de los novohispanos o su oposición, según algunos sectores de la población, por obtener la independencia.


El siglo XVIII y su interpretación.

Respecto al siglo XVIII en la Nueva España, se encuentran dos tendencias muy marcadas: por una parte, está la visión de que este periodo fue de abundancia, situación que llevaría a los investigadores a cuestionarse el porqué entonces, los novohispanos optarían por la independencia unos años después.

La otra postura, es la que refiere que al contrario de ser un periodo caracterizado por la bonanza, fue más bien un siglo de crisis que terminaría por convencer a los ricos empresarios de la Nueva España, que lo más conveniente era separarse del reino que dio origen a sus privilegios.

Los privilegios, la riqueza y los impuestos, tienen mucho que ver para explicar estas dos posturas. Primero, es preciso comprender la organización económica impuesta por los Austrias en esta colonia.

La administración económica de los Austrias:

La corona de los Austrias protegió al comercio Español, para este efecto, determinó que algunas mercancías sólo podrían surtirse desde los comercios peninsulares, restringió el comercio entre colonias -lo que por su cercanía resultaría más económico- para favorecer las importaciones, que además de no satisfacer adecuadamente las necesidades de sus dominios, provocaron la merma de ingresos, por la numerosa evasión de impuestos debidos al contrabando.

Además de estas medidas, la corona impuso altos aranceles a los fabricantes de productos que competían con la producción peninsular y por si esto fuera poco, por medio de leyes restringió en las colonias el ejercicio de oficios a determinado tipo de razas, distinguiendo entre oficios destinados a españoles y criollos y trabajos exclusivos para castas, indios y negros.

Estas medidas mantenían vigentes los lazos entre españoles residentes en América y la corona, pues de esta estrecha unión dependían sus privilegios y protegían a la economía peninsular, pero restringieron el desarrollo económico de las colonias, en este sentido, John Coastworth explica:
Aún cuando los reglamentos no siempre se aplicaban, su efecto fue sumamente negativo, reducían la movilidad geográfica y ocupacional, distorsionaban con criterios no económicos la distribución de los factores de producción, aumentaban los riesgos de la empresa o impedían su expansión y volvían confusos y arbitrarios los derechos de propiedad y las reglas que normaban la innovación y el cambio[1]
El panorama producto de estas medidas, consistió en un fuerte monopolio ejercido por la casa de contratación de Sevilla y el puerto de Cádiz, una burocracia corrompida en los dominios, que ejercía el contrabando o lo ignoraba y una población limitada a ciertas ocupaciones.

Con todo y estas limitaciones, las colonias proporcionaban a la “madre patria” el 30% de sus ingresos totales, inversión considerable, si se toma en cuenta que parte de lo producido por las colonias se invertía en el mantenimiento de sus dominios. Herbert S. Klein manifiesta que:
Las relaciones del tesoro demuestran que la corona realmente gastó en las colonias más dinero de sus rentas, que el que embarcó a la metrópoli. Además, los gastos en instituciones como la marina, que servía al imperio entero, frecuentemente sobrepasaban las remisiones a España.[2]

El gobierno español se valió de leyes, instituciones y maniobras políticas, para conceder ciertos privilegios a los peninsulares e intervenir fiscalmente en la Nueva España, de esta manera, se redujo la productividad económica.

Esta política restrictiva sufrió graves alteraciones cuando los borbones ocuparon el poder y junto con ellos, una nueva manera de gobernar, basada en las ideas ilustradas.

[1] Coatsworth John H., Los orígenes del atraso, nueve ensayos de historia económica de México en lo siglos XVIII y XIX, Alianza Editorial Mexicana México, Df, 1990, p 9.
[2] Herbert S. Klein “Historia fiscal colonial: resultados y perspectivas.”en Historia Mexicana, num. 166, p 279.

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