viernes, 23 de noviembre de 2007

Pesquiza


"...por las circunstancias tan críticas
sólo se le hechó la agua del bautismo
y asi faltan se le pongan los óleos..."

La historia es un conocimiento maravilloso; nos permite ver mas allá de lo que imaginamos, percibir a través de los documentos aquello que nunca creímos que existió y descubrimos entonces, muy cerca del pasado y del presente.
Hoy por ejemplo, me enteré a través de una pequeña hoja, que hace mucho tiempo (1800 y algo) en esta ciudad en la que vivo, un hombre perteneciente a la burocracia Colonial, le encargó de manera secreta a un sobrino suyo, que recibiera en su casa, como niña expósita, a la hija de otra sobrina suya que acababa de nacer.
La madre ocultó su embarazo, por lo que la entrega de la menor era de vital importancia a fin de salvar las apariencias. La niña fue bautizada antes de entregarse a ese familiar de quien no tengo más noticia, que lo que se le pide en ese trozo de papel, en el que quedó asentada la preocupación por mantener el honor familiar, por ocultar un embarazo bajo las mas secretas circunstancias.
No sabemos el nombre del padre ni de la madre, porque no se especificó, solo tenemos el nombre de la niña. Curiosa casualidad, ese trozo de papel estaba entre un grueso expediente en el que se describían a detalle los casos que seguía un juez en particular, esa nota, como oculta entre esos papeles, quizá olvidada, rebeló un secreto, seguramente guardado hace dos siglos.
Me quedé pensando entonces, en todos los secretos guardados en papel, en murmullos, en heridas cubiertas con maquillaje o con sonrisas de plástico.Esta tarde, en mi cacería de información, al soltar las redes de la lectura, pesqué ese secreto, murmullo que me acercó a la piel tibia del bebé en cuestión, al dolor de la despedida, al afán por dejar de temer al que dirán... no se los demás, pero para mi, ese secreto, fue el mejor hallazgo, por el día de hoy.

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