viernes, 23 de noviembre de 2007

Qué maravilla¡

Conforme pasan los días, me siento mejor: quizá esta dosis de optimismo, quizá este afán por aprender más de la vida, de los libros, de la gente y de las cosas, me esté sirviendo.El hecho es que ya tengo otra oportunidad de crecer, ya cumplí cinco meses de compatir besos y abrazos con un hombre maravilloso y vienen tomados de la mano multiples y maravillosos proyectos.
Estoy leyendo un artículo sobre ablación www.mujeres.net y me estremezco...por desgracia, cientos, miles de mujeres como yo, como las que veo a los ojos todos los dias en mi cotidiano andar, mujeres como yo, pero indefensas en una sociedad hecha para hombres, por hombres y contra los hombres, son despojadas de sus partes más delicadas y de la manera más violenta.
Reflexiono luego y pienso que esto está peor de lo que parece: si bien muchas mujeres sufren a diario las consecuencias de una misógina e incomprensible tradición, millones de expectadores hemos sido víctimas de otra mutilación; la mutilación de la conciencia, la mutilación de la sensibilidad, que nos deja como visible y patética cicatriz, la indiferencia; esa costra que se nos clava en el rostro y nos impide ver el sufrimiento ajeno, (que por cierto, está más cerca de lo que creemos, o, mejor dicho, queremos ver).
Aquí en mi país, también las mujeres sufrimos a diario de la mutilacion de nuestras almas, cuando se nos enseña en los anuncios y telenovelas baratas que el valor de una mujer depende de la explotacion de su sexualidad, más que la de su intelecto, cuando en los hogares se nos adiestra en obedecer mas que en pensar por nosotras mismas, cuando el sistema de justicia, por su ineficacia y mediocridad, nos enseña más a temer que a sentirnos confiadas, pues la impunidad arremete contra la inocencia, la indefensión, la pobreza, la desolación y abandono de cientos de mujeres objeto de agresiones de todo tipo.
Qué bueno que mi vida tiene muchas oportunidades, que malo que muchas de esas oportunidades, le son negadas a muchísimas féminas por el mero hecho de serlo. Ojalá, que mis acciones puedan ser provechosas no sólo para mi y mis mas inmediatos amores, sino tambien para el mayor número posible de mujeres. Eso espero, que con el paso del tiempo y al calor de mis esfuerzos, esta costra llamada indiferencia y apatía, que a veces marca mi rostro, pueda desaparecer por completo, marcándose la vida en mi mirada y la acción oportuna en mis manos.

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